viernes, 27 de julio de 2018

Por el ojo de la cerradura

¡POEMARÍO 2018, todo un éxito en el INSTENALCO!

En medio de un ambiente agradable y participativo tanto de poetas internacionales: Stephan Chaumet de Francia, Daniel Díaz Mantilla de Cuba; Colombianos: Javier Naranjo, Carmen Victoria Muñoz, Gustavo Maceas, Miguel Ángel Tavera, como estudiantes e invitados especiales, comenzó a fluir  el manantial de versos como si su sola presencia, adjetivara la creación de una identidad y esencia distintas, este jueves 26 de julio, cuando las manecillas del reloj marcaban las 10 en punto de la mañana.  

En ese orden de ideas, a través del dialogo creativo y reflexivo fueron apareciendo voces e inquietudes que fortalecieron la poesía que se está consumiendo en la actualidad, cumpliéndose de paso los objetivos que nos trazamos para con nuestros educandos como una buena actitud frente a la vida:

     - Fomentar el interés por descubrir la belleza y el mensaje que todo buen poema encierra, desarrollando el gusto por la literatura a través de los autores y las obras más representativas.
     - Atender a las diferencias individuales de los alumnos y descubrir en ellos posibles aptitudes poéticas. 
           - Introducirlos, como una obviedad, en el conocimiento de los valores
poéticos con que cuenta el Idioma hispano parlante.
     - Desarrollar la memoria y la imaginación “aunque alguna y no todas las veces, las respuestas resultasen una desgracia de las preguntas” como dijera el escritor y crítico literario de Francia, Maurice Blanchot.
      - Cultivar el gusto por las cosas bellas. 
     - Alcanzar mayor dominio en la articulación, entonación y pronunciación de las palabras, a la vez que se pule y se enriquece la expresión de los alumnos por medio de la poesía, lo mismo que a través de las demás actividades generales del lenguaje oral y escrito.

¡Nuestro eterno agradecimiento, una vez más al poeta Miguel Iriarte, pilar de este evento mundial, por la confianza depositada en nuestra institución educativa y ojalá  POEMARÍO siga derramando sus versos en ella, así  desborde sus límites!

Además, gracias por el apoyo de Eddie Carbonell Cuentas (Rector), Pedro Fontalvo, Atilano Pastrana (Coordinadores), Eric Maduro, Esther Barros, Omaira Pernet, Matilde Folgoso (Docentes) y por supuesto, el de  los estudiantes seleccionados de Décimo y Undécimo grados, quienes entendieron lo que se agrega por supuesta asociación literaria frente a unas miradas de perplejidad.

TITO MEJÍA SARMIENTO
Coordinador del evento

jueves, 26 de julio de 2018

Reflexión de una docente

Reflexión

Por Delia Rosa Bolaño Ipuana

Son las 8:30 a.m. en mi casa descansando en estas vacaciones, leyendo desde el 27 de junio hasta el día de hoy todo un bagaje de veneno, resentimiento y vació interno en contra del país, de mí y de cada uno de nosotros, lo más triste es que proviene de muchos colombianos que demeritan al país con su lengua oral y escrita.

Todas las denominaciones que le dan al país, la forma en que se refieren a él, esa misma me lastima y a la vez me invita a pensar y a preguntarme ¿será que mi país es eso que dicen?, porque ellos hacen parte de él y por ende le dan ese calificativo, será que ese mal del país son ellos que guardan veneno en su corazón y denigran donde se encuentran, es como si saliera hablar mal de mi mamá, por Dios, yo invito a esos colombianos, que si no les gusta mi país, que por favor tomen sus maletas y se ubiquen donde se sientan bien, porque mi Colombia tiene muchas cosas por resaltar y valorar.

Durante años Colombia ha sido golpeada por diferentes grupos políticos y delincuentes, cada uno defiende su posición de mantenerse en el poder, poder que otorgamos con nuestro voto a los políticos, todos vienen y nos cuentan la misma historia fantástica que dividen de alguna manera al país, por otra parte nos fraccionamos con la existencia de grupos ilegales, aquellos que por resentimiento o incapacidad se toman a la fuerza el poder desde la clandestinidad, en fin, estamos divididos, pero esto  no es desde ahora, esto viene desde el inicio de la existencia humana, cada quien tira para el lado que le conviene.

Son las 10 a.m. y viene a mi mente otro grupo de colombianos,  aquellos que no están de acuerdo con la división y aun así están divididos, porque no quieren que el país entre en conflicto, qué paradoja...

Son las 10:30 entra un wasap de una amiga con un mensaje donde me quiere hacer sentir culpable de la muerte de los lideres asesinados en los diferentes punto de Colombia, porque no digo nada sobre lo que les ocurrió, realmente no le respondo a ello, porque cada asesinato es triste y lamentable, sea de quien sea, lideres, policías, niños, ancianos, mujeres, pero ¿qué gano con hablar mal y mal de Colombia porque esto sucede? Solo me queda en silencio orar para que la maldad que tenemos los seres humanos, como la enviada, el egoísmo, el cinismo y el descaro pare o disminuya, porque es lo que mata al mismo ser humano, y lo peor es que quienes impulsan a que los criminales se crean dioses, son aquellos que los apoyan, y de alguna manera la injusticia tapándola con supuestas justicia a su acomodo y quieren hacer sentir mal a los que nada tienen que ver con esta situación, pero bueno esto es otra realidad por asumir y combatir, en fin, todos nos acomodamos, pero no hemos aprendido a respetar las diferencias y mientras seguimos así, nuestro país seguirá siendo catalogado, como tristemente le he escuchado a muchos, que estamos en un país de mierda, escuchar esto me hace olerme para ver mi proximidad a este calificativo  ¿o sera que ellos son los mierdas? Bueno el tiempo lo dirá. 12:00 meridiano, ay, es hora de almorzar.

sábado, 14 de julio de 2018

Bitácora

De cómo resucitó Aquiles

Por Pedro Conrado Cúdriz

Me da miedo decir que El ideal de Aquiles de Paul Brito, no es una lectura fácil –aunque ninguna lectura lo es–, pero la asumí sin otro verbo que las ganas y la pasión de leer. Desde un comienzo surge la primera pregunta: ¿Cómo comprender a Aquiles? El texto se inicia así: “La paradoja es la siguiente: Aquiles, el de los pies ligeros, debía competir en una carrera contra una tortuga. Como era el más veloz, se permitió darle una ventaja”. Pero el problema del héroe no es la carrera, sino lo que el autor va contándonos de la evolución espiritual del personaje, su lucha contra el infinito, el aburrimiento, las dudas, la lucha contra la distancia, las trampas del juego, el hombre ideal, la miseria y la fragilidad humana. Puedo definir el libro como un “documento” contra el rol de la fama y el éxito en la vida del hombre y al final también contra el espectáculo de lo ridículo.

El ideal de Aquiles nos ayuda a aterrizar la historia más allá de la anécdota, a trascenderla para entender las claves de la carrera, el peso de la existencia y la libertad en la vida del héroe. La tortuga es una simple excusa para levantar el perfil de Aquiles. En cada centímetro o metro vencido por el personaje se define su esencia de hombre, lo que es y no es, sus limitaciones y ventajas, el “caparazón de su universo”. Antes de aprender a volar, Aquiles tiene que aprender a correr. Esta es la lección que no quiere aprender el héroe: hay que aprender a correr antes de aprender a volar. Seguramente Aquiles nunca vio volar un avión. Sin embargo, aprenderá a distinguir el alba. Aquiles es un personaje tan fuerte como Gregorio Samsa o Meursault o el propio Coronel, el que nos pinta Gabriel García Márquez en El coronel no tiene quien le escriba. No hay manera de negarle a Aquiles su protagonismo en la historia de la literatura. Uno le puede tener lástima o resistencia, pero jamás indiferencia. Hay tanta ternura en él, que su belleza es la derrota.  

En el texto de Paul Brito hay un mundo filosófico recobrado, una vieja paradoja de la vida, la historia y los libros. El libro resucita a Zenón de Elea pero también recupera el mito de Aquiles, encumbrado en otras imágenes de las narraciones del cine y no corriendo contra la tortuga, sino contra sí mismo para tener un lugar en la historia de la inmortalidad.

Aunque en el libro surgen los recuerdos de espartanos y troyanos, sus guerras, la Ilíada de Homero, Héctor, París, el caballo de Troya, hay en la escritura de Brito la intención de convertir a Aquiles en un personaje del nuevo milenio, un héroe de carne y huesos que vive en la metrópoli y va de compras al centro comercial como cualquier hombre común y terrígeno. Sin embargo, pensar en una paradoja es pensar en una contradicción y concretamente en lo contrario a la opinión del hombre común, y en expresiones sin alguna aparente clase de lógica que suelen escucharse en la vida real. Por ejemplo: “Sí, el tipo tiene mucho dinero, pero sigue siendo pobre” o “Míralo, es tan avaro que, en su misma riqueza, sigue siendo tan pobre como rico”.

Uno le reconoce a Brito su sapiencia en la crónica y los ensayos, y El ideal de Aquiles no deja de ser un trabajo ensayístico, la presentación de una pensada hipótesis sobre el triunfo, la fama, la derrota y la ridiculez, y en últimas también sobre la paradoja. En cada historia el autor va presentándonos lo que piensa del drama del joven Aquiles y, como en una secuencia fotográfica, nos va entregando de a poco, pacientemente, las minucias de sus intenciones, motivaciones, frustraciones y derrotas. Uno nunca ve a Aquiles ganando una carrera, solo lo observa en competencia contra un animal pesadamente lento, y lo encuentra equiparado algunas veces con el galápago por la decadencia de su cordura o de su sentido común.

Afirma Paul Brito en la edición número 189 de la revista El Malpensante, dentro del ensayo “Lecciones para aprender a correr” sobre Usain Bolt, el atleta jamaiquino más rápido de la historia,  que “la velocidad lo alcanza siempre en movimiento. La velocidad se torna aceleración, profundidad”. Contrariamente, cada paso de la tortuga está profundamente arraigado a la pista. Uno puede pensar entonces en la lentitud como una meta infinita, inalcanzable e inconquistable. Y puede sentir no la pesadez del cuerpo, sino la respiración de la pausa, mientras se pasa de un punto infinito a otro, sin apuro y sin ansiedad.

sábado, 7 de julio de 2018

Por el ojo de la cerradura

Palabras en el matrimonio de Cinthya y Omar

Por Tito Mejía Sarmiento

¡Buenas tardes, familiares y amigos(as)!

Estimada hija, estimado yerno:

Hoy 5 de julio de 2018, cuando ustedes unen sus vidas por el lazo matrimonial civil, quiero instarlos a caminar juntos y asidos de las manos por el sendero de la felicidad. Si por algunas circunstancias, tropiezan, sepan levantarse en el acto, para que comprendan que el dolor no tiene límites ni fundamentos sino que es un giro inesperado de la cabeza hacia el vacío para convertirse en tan corto tiempo, en heredero aspirante de mejores  días, es decir, en una pista de esperanzas,  para que puedan de paso, mezclarse de nuevo en la batalla de la vida, eso sí, sin  rendirse siquiera ante la evidencia de ese desierto terrenal que a plena luz responde por todos  nosotros. ¡Qué sean como los dos colibríes que se besan en el aire sin llegar a fracturarlo a pesar de que a  la caza de lunas no se les escapa la noche cuando el frío arropa la vigilia!

Omar, quiero manifestarte con la seriedad que me caracteriza que hoy te llevas una parte excepcional de mi vida, una muchacha emprendedora que no solo marca un punto de inflexión en su calzada, sino también en la mía. Por situaciones de la vida, Cynthia se ha criado siempre conmigo desde que nació, por lo que nuestra relación de padre e hija se ha desarrollado de una manera más intrínseca de que la que suele darse en otras  familias, al menos hasta donde yo tengo conocimiento.

Imposible por ejemplo, no mencionar en estos instantes, cuando a sus escasos 5 meses de nacida, sus hermosos ojos negros se adormecían mientras le musitaba en sus oídos: “A la nanita nana, nanita nana, nanita ea,  mi Jesús tiene sueño, bendito sea, bendito sea”, la tradicional  canción de cuna, en los hilos de una noche decembrina. Vivo está el recuerdo cuando a sus 5 años le dio varicela, y ella en su inocencia me besaba en la mejilla y me abrazaba para que a mí también se me pegara, diciéndome: ¡No la quite, no la quite!..., mientras su mamá Myriam Charife se moría de la risa. Y por supuesto, vivos también están los momentos, cuando mi hermano, el médico Nelson  Mejía, asesinado vilmente por la espalda cuando fungía como alcalde de Santo Tomás,  el 29 de abril de 2004, frente a las instalaciones del DAS, en Barranquilla, en una ocasión me dijo que si una de mis hijas de las que vivían en el Concorde de Malambo: Jerime o Cinthya se le podían medir  a vender ciruelas en plena puerta de la casa o en el colegio, porque en su finca la Juntera, la cosecha se estaba desaprovechando. Les comento que  Cinthya  me asintió con la cabeza sin ningún recato que ella lo haría. Desde ahí, la visioné como una chica de armas tomar para los negocios. Hoy tiene una microempresa World Picnic que viene abriendo surcos en la ciudad de Barranquilla y el departamento del Atlántico con lujo de competencia. En fin, hay muchas imágenes almacenadas en lo más profundo  de  mi alma acerca de mi hija  Cinthya que podrían ser contadas y plasmadas en un libro  de aquellas horas compartidas por ejemplo en una habitación del Concorde, de  Ciudad del sol o del Tabor donde hemos vivido. Y para terminar, no puedo echar al olvido tampoco, las cartas que me escribe a mi correo cada vez que cumplo años de vida, siempre tan finas, plenas de amor como una prueba de que a veces, entre los seres humanos, en este caso: padre e hija, la poesía puede causar quimeras imborrables aunque el tiempo pase.

¡Omar, por favor, hoy delante de estas egregias personalidades,  te pido en grado sumo y en nombre de tu padre, Marcos Coll Tesillo, único astro del fútbol  en hacer un gol olímpico en un campeonato mundial, que  quieras, respetes a mi Cinthya para el bien del consorcio familiar! Como su progenitor, debo decir ante ustedes que, caminar junto a ella llevándola cogida ahora de su brazo hacia el que será su esposo por el resto de sus vidas, es un gran honor para mí y por eso estoy emocionado hasta los tuétanos.

Cinthya, hija consentida, te llevas a un gran ser humano, joven, guapo, e inteligente que estoy completamente seguro te dará a lo mejor,  lo que  yo no he  sabido darte por algunos entornos. Por todo eso, mi apreciado Omar, y por el incondicional amor que has manifestado hacia mi hija desde el primer día que la conociste, te estaré perpetuamente agradecido. ¡Te entrego a mi hija Cinthya, mi apreciado Omar! Y recuerda que la mujer es donde termina el hombre y en este caso, Cinthya es tu esposa, pero seguirá siendo mi hija. ¡Qué el Todopoderoso los acompañe en este lazo matrimonial civil desde hoy y  siempre al lado de los hijos(as) que deseen tener y que brille en cada uno de sus ojos el arcoíris de la felicidad!

Por el cumplimiento de este deseo les pido a todos ustedes, familiares y amigos(as), que brindemos por esta pareja.

*Filólogo, locutor y poeta de Colombia.
Barranquilla, Movich Buró 51 B., 5 de julio de 2018.