miércoles, 3 de septiembre de 2014

El ojo de la cerradura

Marcos Coll Tesillo: ¡El récord continúa!

Por Tito Mejía Sarmiento

Gol olímpico: una jugada del fútbol, en la cual un jugador chuta  el balón  desde el punto del saque de esquina, entonces,  entra directamente en la portería contraria sin que toque previamente a ningún otro jugador. Es una anotación poco frecuente y muy pocos jugadores han conseguido realizarlo en alguna ocasión a lo largo de su carrera deportiva. (Conferencia mundial de Wikipedia).

Culminado recientemente el campeonato mundial de fútbol en Brasil 2014, con el título para la selección de Alemania,  el barranquillerísimo Marcos Tulio Coll Tesillo (23 de agosto de 1935), talentoso mediocampista,  tiene el récord de haber sido el primer futbolista en conseguir el primer y único gol olímpico que hasta ahora se haya  marcado en toda la historia de un campeonato mundial. Es decir, el récord  continúa después de 52 años.

Vale la pena recordar  a  las  nuevas generaciones que esta  proeza deportiva sucedió el 3 de junio del año
 1962, en el estadio Carlos Dittborn de Arica, Chile, cuando nuestro país participaba por primera vez en un campeonato mundial organizado por la Fifa.  Marcos Coll Tesillo logró anotarle el histórico gol cuando transcurría el minuto 23 del segundo tiempo,  a uno de los mejores arqueros del mundo en todos los tiempos, Lev Yashin (la araña negra), en el desarrollo del juego de primera ronda de dicho campeonato, donde nuestra selección Colombia igualó a cuatro goles con su similar de la Unión Soviética, cuya sigla era C.C.C.P. Al año siguiente,  con la transparencia de los amaneceres y el lenguaje del deseo, en nuestra nación se rebautizó la semántica de esa sigla para mofarse de los Rusos por “Con Colombia casi perdemos”.(Gol olímpico de Marcos Coll. Narrador: Gabriel Muñoz López en Caracol .Col. 4 - 4 URSS, Chile 62, You tube).

Aprovecho una visita a su residencia con ocasión de  una fiesta familiar para conversar con este ilustre hijo del barrio San Roque, nacido a una cuadra de la Iglesia que lleva el mismo nombre de ese importante sector de nuestra urbe, allí donde el color del día es a cada instante diferente por el bullicio alegre de la cercanía del mercado y donde los mismos gatos no son pardos en la noche cuando suben por los tejados.

Este hombre que en todo el orbe se le conoce como “El olímpico” Marcos Coll Tesillo, me dispara con la misma velocidad de un rayo que traspasa  el vaivén babilónico habitado en la quimera, al introito de la conversación, y con la misma seguridad de convertir quizás el mejor gol de toda su vida, y así poder entonces morir tranquilo, una solicitud muy respetuosa, que a decir verdad  por su tono, parece sacada desde lo más profundo de los entresijos de su  noble corazón: “Creo que el mejor homenaje que me pueden hacer en vida, es colocarle mi nombre a la plazoleta que van a construir ahí, al ladito de la Iglesia de San Roque, donde yo nací. Lógicamente, con su respectiva efigie y una leyenda del primer  y único gol olímpico que hasta ahora se haya marcado en un campeonato mundial de fútbol”.

(Ojalá esta petición llegue al oído del presidente Juan Manuel Santos, a quien considera uno de sus  grandes amigos, a la alcaldesa Elsa Noguera, a quien considera una dama amante del deporte, al Concejo Distrital, a la clase dirigente, en estos momentos cuando se está realizando  la gran remodelación en ese centro histórico de Barranquilla).

La Selección ideal de todos los tiempos

Como el colibrí que sostenido en el aire chupa el néctar de las flores, este jugador que debutó profesionalmente  en nuestro país con el equipo Sporting de Barranquilla en el año  1952,   que se retiró en 1971, jugando para el equipo de sus amores, El Junior, también de Barranquilla(ver recuadro de equipos donde militó)*, este crack de la banda derecha con más de 443 partidos oficiales jugados, que logró anotar más de 84 goles en Colombia y 13 en el exterior, también parece extraer de su aún lúcida memoria con una proverbial humildad la selección ideal de Colombia en toda la historia, sin herir lógicamente susceptibilidades: 

“Sin discusión, Efraín - el Caimán - Sánchez, en el arco. En la defensa: Arturo Segovia, Mario Alberto Yépez, (Andrés Escobar), Óscar López y Jesús – el Toto -Rubio. En el medio campo: Carlos – El pibe - Valderrama, James Rodríguez, Rolando Serrano, Freddy Rincón y yo, por si acaso. En la delantera: Radamel –Falcao - García, (Willington Ortiz) y Faustino Asprilla. Toda esta banda dirigida por un maestro argentino como Adolfo Pedernera (q.e.p.d.), le da sopa y seco a cuanta selección se le atraviese   en la cancha,  estimado periodista, Tito”

Un hombre agradecido con la vida, con toda su familia, con el fútbol y con sus amigos(as) y al que  también le duelen las injusticias sociales

A sus 79 años, Marcos, sigue jovial con la vida, con toda su familia, con sus amigos(as), con el fútbol, deporte que le ha dado hasta invitaciones a dos campeonatos mundiales con todos los gastos pagos por parte de la Fifa: Italia 1990 y Francia 1998). Y para mantenerse en forma, casi todas las madrugadas, él camina una hora, lee con cierta regularidad a  Ghandi, García Márquez, la Biblia y  cuantos periódicos y revistas  de fútbol caen en sus manos, amén de escuchar y ver  toda clase de programas deportivos. También se considera un hombre muy creyente y sensible al que le duelen las injusticias sociales en el mundo y para demostrarlo en el acto, Marcos ahora me declama emocionado con su gutural voz,  un bello verso de la poeta tolimense, Esperanza Carvajal Gallego que lo hace derramar lágrimas, “...de nada nos sirve sentirnos más que los otros, si dentro llevamos el reloj que nos oprime por igual en esa batalla que estruja el alma”.

En su memoria sobreviven los recuerdos de su peregrinación deportiva:

 “A pesar del paso del tiempo, siento una enorme admiración por los técnicos Adolfo Pedernera (q.e.p.d.) y Gabriel Ochoa. Tengo el diccionario de ellos dos en mi cabeza. Ellos tuvieron una gran influencia en mi vida deportiva y eso lo llevaré bien guardado en mi alma hasta el día de mi muerte. Guardo un gratísimo recuerdo, además,  del equipo Atlético Bucaramanga durante la década de los 60s. Allí me fue muy bien futbolísticamente hablando, al lado de otro gran señor, el gran deportista Germán – Cuca- Aceros”.

El padre que mira a sus hijos no envejece

Marcos Coll Tesillo es padre de 5 hijos: Marcos, Mario Alberto,  Orlando, Fabián y Omar. De todos sus hijos,  Mario Alberto fue el único que siguió la senda del “Olímpico” en el maravilloso mundo del fútbol. Marcos tiene además siete (7) nietos: Sandra, Katherine  Snaider,  Andreina, Loren Sofía, María Paula  y el último, el gran  Santiago, el pechichón de todos: “Siempre me he considerado un buen padre porque el padre que  mira a sus hijos no envejece, trabajé duro por mis hijos en el fútbol, en el Cerrejón, 24 años, de donde soy un feliz pensionado. Siempre pensando en ellos”.

Cuando  la tarde empieza a parpadear en el horizonte de la ciudad por la penetración orgásmica de la noche, le ruego muy gentilmente que me responda rápidamente las últimas tres preguntas obligadas en materia futbolística, no sin antes agradecerle su deferencia para este reportaje:

¿El mejor jugador del mundo en todos los tiempos?

R/ Pelé

¿El mejor jugador de Colombia  en todos los tiempos?

R/ Dos: Carlos – el pibe - Valderrama y Willington Ortiz.

¿Qué le pasó a nuestra selección Colombia en su partido contra Brasil?

R/Pienso que los jugadores nuestros le dieron mucha importancia a las declaraciones que los medios internacionales decían sobre el  árbitro que iba a dirigir el encuentro en los cuartos de final, el español Carlos Velasco. Esto tensionó demasiado al grupo e incluso al mismo maestro José Néstor Pékerman. Tanto es así, que cambió su esquema táctico que le había dado buenos resultados en los juegos anteriores, al alinear a Guarín e Ibarbo, pensando en el atranque y potencia de estos jugadores de 1 con 83 de estatura, cosa que no sucedió en la realidad. Solo la memoria de Pékerman podría resolver este laberinto, pero no se pudo. Ese es el fútbol.

(Ver recuadro de equipos donde militó)*


Tito Mejía Sarmiento*

Licenciado en Filología e idiomas, Universidad del Atlántico; locutor profesional; profesor de Tiempo Completo del Instituto Técnico Nacional de Comercio (Instenalco), de Barranquilla. Ganador  del V Concurso Nacional Metropolitano de Poesía, organizado por la Universidad Metropolitana de Barranquilla, en agosto de 2001.
Obras publicadas:

 El ojo ciego del planeta, poemas, Barranquilla, Berma Impresores, 1992; Visionarios, cuentos y poemas, coautoría, Editorial Don Bosco, 1993; La suma de las noches, poemas, Barranquilla, Don Bosco, 1998; Crónica de los días, poemas, Barranquilla, Don Bosco, 2003; Nelson para todos, para siempre, biografía, Barranquilla, Don Bosco, 2007; Confesión anclada en la soledad de mi alcoba, Poemas, Barranquilla, La Casa de Asterión-Universidad del Atlántico, 2005;  A veces llegan cartas, Sibila Editores, 2011; De la ciudad y sus amores ajenos, poemas , Sibila Editores, 2013

Bitácora

NO HABLES CON EXTRAÑOS

Por Pedro Conrado Cúdriz

“No es cierto, no se ha muerto (Cortázar). No crean todo lo que se dice
en los periódicos. Porque existen complicidades amistosas que no se acaban nunca.” GGM

 Estas advertencias nos eliminan la posibilidad de encontrar en los otros las explicaciones del porqué no somos como los que se desviaron voluntariamente de la ruta reconocida, o de aquellos lucidos que cierto día de sus vidas, rompieron el molde de la normalidad ciega y lucharon bocas arriba contra la incomprensión de los demás mortales.

Ser diferentes en la mayoría de los casos es un peso existencial intolerable y en otros casos, la minoría, un goce invaluable,  una cachetada en todo el rostro feliz del que observa o lee.

“Ya en la superficie - escribe Cortázar en Bajo nivel - seguía viéndolos (imágenes de rostros en  el metro) como una especie de corrección de la realidad que pretendía rodearme y moldearme y someterme a su pretendida escala de formas y valores; de golpe esas imágenes monstruosas, esas uñas y esos dientes agigantados por el ansia de la sociedad de consumo, se me volvían positivos, me ayudaban a desconfiar de lo usual y lo fácil y lo presabido; de golpe yo era un pigmeo entre pigmeos, allí en la esquina podía estar esperándome, terrible y definitiva, la enorme niña que amaba el queso Babybel, y esa niña podía ser de hidrógeno o de cobalto, su zapato me aplastaría contra la acera sin odio y sin razón como nuestros zapatos aplastan hormigas a lo largo de gratas excursiones dominicales.”

Los extraños nos cambian la existencia, quiero decir, la manera como vemos las cosas, la escalera, el reloj, el miedo, la hormiga, el tubito de pasta dental, París, el amor, la concepción del perro, cualquier cosa que se encuentre congelada, coagulada, en medio de la realidad de todos los días (“Dejando de lado los motivos - en “Instrucciones para llorar” del escritor argentino-, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese al escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza”).

Estos seres extraños a los convencionalismos y la moda, que son como son, o han logrado ser sin alteraciones ontológicas, nos surten de realidades fantásticas, que nos asombran en medio de la mediocridad del pensamiento y la imaginación normal. No voy a tocar a Rayuela, la respiración escritural más extensa del cronopio argentino, pero nadie que haya sido tocado por la magia cortazariana puede olvidar cuentos como “Continuidad de los parques”, el del pulóver: “No se culpe a nadie,” o “Una flor amarilla,” o “Casa tomada,” para mencionar solo estos.

Es imposible pretender que Gabriel García Márquez sea superior a Julio Cortázar, como plantean algunos, (otros sostienen lo contrario) porque uno es premio Nobel y el otro no. Y no solo es el tema de las subjetividades y realidades literarias. Creo que los dos, dentro de su estilo propio, saltaron las barreras imposibles del mundo congelado de la mayoría de los hombres y nos donaron las obras que con tanto deleite seguimos disfrutando hoy.

Pensar que uno es superior al otro, nos excluye de otras voces igual de mágicas e imprescindibles; ningún hombre agota nada, ni filosóficamente ni en el campo de la literatura. García Márquez ni Julio Cortázar pretendieron nunca ser los dictadores de la literatura en el mundo, son otros los que sueñan con vivir sujetos a otros, los que sueñan con ponerles linderos a la literatura, crear islas artificiales para gustos subjetivos, crear dioses de papel que no van a alcanzar nunca la cima de dioses, porque no hay dioses, sino simple autores clásicos. Nos abruma, por ejemplo, que Truman Capote, ensimismado en su egolatría y fama, haya en alguna ocasión considerado a Borges un escritor de segunda.   

Regresando a No hables con extraños, los profesores deberían darse a la tarea de enfrentar a los estudiantes de bachillerato y primaria con seres de “otro planeta”, sujetos raros, que incluyan a poetas, cuentistas y novelistas, ateos, homosexuales y toda la variedad de humanidad que hay en el mundo, gente que observe el vivir con otro prisma, que tenga narrativas diferentes de la realidad para confrontarla con la que tiene la gente normalizada por la cultura. Este ejercicio podría ayudarnos a comprendernos y aceptarnos sin la intermediación de las ideologías y los prejuicios, buscando rendirles un homenaje a los creadores, a los que nos perturban la vida con sus creaciones, nos prestan sus ingredientes para los asombros y nos donan la belleza de su arte para hacer más soportable la existencia.