sábado, 24 de diciembre de 2016

Por el ojo de la cerradura

¡Calíope, una voz para dulcificar el oído!

Por Tito Mejía Sarmiento

Qué iría a pensar Calíope, musa de la poesía épica y la elocuencia en la mitología griega la misma de la  bella voz, que, Carol Mendoza Mattos,  una humilde  y agraciada adolescente de 17 años, nacida en el barrio 7 de abril, en plenos extramuros de la ciudad de Barranquilla, recientemente bachiller del Instituto Técnico Nacional de Comercio, resultase ganadora, adornándose con su patronímico,  de la primera edición del programa concurso "La Voz Teens" del canal Caracol televisión, al obtener el 58% de la votación de los colombianos.

Emocionada al conocer el veredicto final que la hacía acreedora de una beca universitaria y la grabación de un disco compacto con Universal Studios, en Estados Unidos, Carol o mejor Calíope dio gracias  a Dios, a sus  progenitores, familiares, amigos(as),  profesores de técnica vocal, y por supuesto  a Goyo, (mentora en el programa), cantante de Chocquitown, banda del género Hip Hop y de música alternativa  por confiar en sus capacidades histriónicas.

Digno de resaltar las ganas superlativas de esta nueva estrella que ahora brilla con luz propia en el firmamento colombiano  y que además dulcifica con su canto el oído del buen melómano, su superación cada día, en salir adelante con su talento, a pesar de los momentos adversos que le ha tocado enfrentar en la vida.

En nombre de  nuestro querido plantel, Instituto Técnico Nacional de Comercio,  donde cursó sus estudios y al cual representó en  diferentes concursos de canto tanto en Inglés   como en Español, que ganó con sobradas razones debido a su polivalente calidad interpretativa, queremos enviarle  una imborrable tarjeta de gratitud y felicitación por haberlo puesto en la cúspide y de paso, extendemos como siempre nuestra voz de aliento para que siga cosechando éxitos en lo sucesivo.

De seguro que muchas puertas oficiales que Calíope tocó y que nunca se abrieron, a lo mejor, de hoy en adelante se abrirán como las alas del cisne real, con el firme propósito, tal vez,  de   ganar indulgencias ajenas en la elasticidad de ciertas memorias.

Una vez más te decimos, humilde Carol o mejor Calíope, cuando tienes el mundo a tus pies: Don´t stop until you get it enough! (¡No te detengas hasta que consigas lo suficiente!).

domingo, 11 de diciembre de 2016

Bitácora

Yuliana Andrea

Por Pedro Conrado Cúdriz

“Mi papi y mami me advierten a toda hora que en esta clase de ciudad, este mundo en especial, es un criadero de monstruos, pequeños Frankenstein que les sacan los ojos a las niñas y se las llevan para el nunca jamás.”

Me llamo Juliana Andrea Samboni, tengo siete años de edad, cumplidos, estudio en un colegio de primaria del barrio Bosque Calderón, en Chapinero, llamado Simón Rodríguez, creo que puesto en memoria del maestro de Bolívar, el libertador de cinco naciones. Tengo la fortuna que aprendí a leer en medio del trasteo y la velocidad de las geografías de los sustos. Del Cauca nos trasladamos a Bogotá en pocas horas y hoy tenemos como cuatro meses de convivencia en una capital hambrienta de sangre. Me gusta recordar el verde del Cauca, la tierrita marrón, las tardes oscuras por la lluvia, la miniatura de las gotas bañando las peceras del patio, mis amiguitas, las muñecas de trapo rojo, verde y azul de mis primitas, y las picadas de los Zancudos, arbitrarias pero naturales. 

En ese viejo territorio no dejé mis sustos, ni el miedo, ni la escasez del vivir, que vinieron conmigo, como una concha, una caparazón doliente, ardiente hasta Bogotá. Allá el sol era tan hermoso en las mañanas que salvaban mi pobre alma del quebradizo ensamblaje de mi barrio, que ya no es mío, porque lo abandoné para regalarme otro: Bosque Calderón. Bogotá es para mí un nuevo país, pero arrastra la lava de la miseria y las casitas tristes, con gentes y calles tristes, con perros y gatos tristes; vivo en medio de los cuchillos del frío y con los ojos de mamá y papá prendidos en mis espaldas, vivo con el miedo descosido y desconocido de las grandes ciudades. 

Mi mente divaga entre el sol del Cauca y la oscurana climática de la capital, ese mundo frío y de aparente tristeza, que nos puede inyectar la melancolía de días y noches ambiguas, un pueblo del que puede saltar, en cualquier momento, un monstruo o un fantasma que nos revientan la calma. Mi papi y mami me advierten a toda hora que en esta clase de ciudad, este mundo en especial, es un criadero de monstruos, pequeños Frankenstein que les sacan los ojos a las niñas y se las llevan para el nunca jamás. Yo vivo en esta zozobra alucinante, en esta frontera de miedos, sustos…, mientras el juego prende el olvido de la memoria de todos, porque nos creemos salvadas, intocables, protegidas por un Dios de manos gigantes, que a veces se olvida del barrio y de la sombra de sus manos cubriendo y protegiendo almas. Pero él es así, muy tierno para los olvidos. 

Ayer soñé que llovía a cantaros en el Cauca, en todo su territorio y yo me veía en medio del aguacero feliz con mi perrito, que ladraba y abría la boca para que la lluvia le llenara la pancita, soñé que había una barcaza en miniatura que recogía los peces recién nacidos para que no los ahogara la tormenta, soñé que dejé de soñar para siempre.  

martes, 6 de diciembre de 2016

Gota a gota, Cerrejón

Gota a gota Cerrejón…
 
Por Delia Rosa Bolaño Ipuana
 
Tuve la oportunidad de asistir al taller Cada gota de agua cuenta, al que amablemente fui invitada por Cerrejón, pude notar la forma cómo esta empresa hace maravillas con el agua, evitando así el deterioro del preciado líquido, las cosas que hacen con todo lo que tiene que ver con el agua que manejan, la gestión integral que la compañía ha venido haciendo en sus 30 años de operación, caracterizándose por ser un aliado estratégico y socio del desarrollo y progreso del departamento con un enfoque hacia la excelencia y sostenibilidad de la operación, la compañía también adelanta una gestión integral, con la cual optimiza el uso del agua en sus procesos, promueve el cuidado de las fuentes hídricas y busca generar mayores impactos positivos en materia de soluciones sostenibles para el acceso al recurso para las comunidades, bravo, Cerrejón, se pudo conocer que todas sus operaciones están justificadas con  leyes ambientales y el seguimiento de Corpoguajira quienes brillaron por su ausencia, ¡grave! Ya que  fueron invitados. 
 
Meditando sobre la ausencia gubernamental  ratifico que a ellos no les interesa lo mínimo sobre este tema, quedé sorprendida ante los ataques y señalamientos sin argumentos  que se les hacían al equipo de ingenieros por parte de varios invitados, donde les decían “ustedes, señores de Cerrejón tienen una deuda social con nosotros, nada de lo que ustedes dicen haber dado ha ocurrido, quien dio su intervención  “llegó a lo último” pero quiso dar su punto de vista” fue aceptable, amablemente y con algo de desconcierto el ingeniero Carlos Franco corrigió, por supuesto sentí la necesidad de participar por segunda vez y dar mi opinión en cuanto al trabajo que sí viene realizando esta empresa, le hablé sobre mi comunidad IRRUAIN quien ha sido favorecida por Cerrejón con tanques para almacenar agua y así muchas otras que conozco, claro ellos no pueden solucionar todo, hacen mucho con poco, con lo que le corresponde, pues el gobierno central los obliga a entregar el recurso que le corresponde al pueblo guajiro para una tal Ley General de Regalías, esto no les ha permitido  cubrir todas las necesidades que hay aquí en La Guajira, otro dato que sugerí a mis paisanos es evitar parar el tren cada vez que se quiere algo y exigirle más al gobierno central quienes sí tienen una deuda con toda La Guajira, especialmente con la represa que evita el recorrido normal  de los ríos que llegan al norte, con poquita agua Cerrejón hace mucho, porque el gobierno no hace muchísimo más con  la represa represada por la inconciencia de todos…

Carlos Franco, gerente de Diálogo Social de Cerrejón, manifestó al final del evento: “ustedes son conscientes de nuestra responsabilidad social con La Guajira y para nosotros es un compromiso hacer un uso responsable del agua con nuestra gestión integral frente al recurso”, Cerrejón y su Sistema de Fundaciones adelantan un modelo de manejo integrado de cuencas para la conservación de las fuentes hídricas de los arroyos Pupurema, El Pasito, Bruno, Majagüita y Paladines.

También quiero resaltar todo lo que hace este personal en pro de las necesidades de La Guajira aunque obligada por el Estado entregará los recursos que deben ser invertidos en La Guajira, pese a esto la empresa siguen en función al bienestar de todos: tiene un programa que cuenta con el apoyo de diversas entidades y beneficia a 3.000 personas pertenecientes a 419 familias de 17 comunidades de Albania, Barrancas y Hatonuevo. Que desarrolla a través de cuatro componentes: manejo integrado del agua, sistemas sostenibles de producción, conectividad ecosistémica y gobernanza del agua.

Con la implementación de soluciones de abastecimiento para las comunidades se han generado una disponibilidad de 46 millones de litros de agua. Se han instalado 49 sistemas entre bombeo solar y manual para abastecer de agua, con la ayuda de energías limpias a 49 comunidades.
 
Para cerrejón cada gota de agua cuenta, utilizan pozos como los wayúu que almacenan sus aguas en sus jagüeyes para evitar sed en la sequía… cuidemos también nosotros cada gota de agua…

Por el ojo de la cerradura

Santo Tomás dentro de mí

Por Tito Mejía Sarmiento

Nací en Santo Tomás. Soy de los tantos nativos que aman a este terruño por distintas razones, casi siempre razones definitivas como las que tuvieron a lo mejor, los   hermanos Becerra para fundarlo hace más de 300 años, pero ya pocos recuerdan también es cierto, la suma de anécdotas o los referentes pasados con sus respectivas transparencias de estilos. Santo Tomás como casi todos los pueblos del Atlántico nace y se desarrolla gracias a la tenacidad de sus gentes, muy a pesar de quienes lo planifican, lo gobiernan, con muy raras excepciones, bajo los más grandes impulsos políticos descarados y egoístas, dicen amarlo con cierto desparpajo.            

Yo crecí con la triste sensación de que lo único que sucedía en mi pueblo eran los flagelantes del viernes santo, hasta cuando una gama de escritores e historiadores oriundos de ahí, como Ricardo Guardiola, (q.e.p.d.), Ramón Molinares, Mario Molinares, Roberto Sarmiento, Aurelio Pizarro, Pedro Conrado, Pedro Badillo, Pablo Caballero, Iván Fontalvo, Adalberto Charris,(q.e.p.d.),Tatiana Guardiola, Amelia Bolaños,Vera Judith Villa, José Ramón Mejía, entre otros, con una precisión matemática, argumentaron lo contrario. Hoy se siguen viendo los flagelantes pero hay otro color bajo el cielo tomasino. Es decir, ya no nos cuesta agacharnos   para recoger el equipaje. 

En Santo Tomás, uno puede maravillarse o estremecerse a diario porque converge un todo con errores y aciertos. Las diversas equivalencias culturales que han inmigrado, han soportado además procesos de cambios que forjan identidades inyectadas de lo local, lo forastero que, entre otras cosas, han producido como es lógico, una pluralidad sociocultural que comparte el mismo escenario cercano al Río Magdalena. De este modo, los habitantes de este pedazo de tierra, nos reinventamos la cultura y cada rama del arte en sus distintas expresiones como un desafío esencial todos los días. Basta con visitar las entrañas de una casa cualquiera para comprobar la inmensa hospitalidad consensuada que se le viene encima.

De una calle a otra se cambia de paisaje. Junto a una casa de estilo moderno adornada con árboles de mango en su frente, puede haber otra con un estilo semi-colonial o neo clásico convocando a la memoria. Es como si la historia de nuestro pueblo se edificara cada día, independientemente que  nuestro municipio ha venido creciendo como un adagio, como un movimiento  de generación en generación a lo largo de los años. El más rico y el más pobre, la más mundana y la más pura reflejan su protagonismo por unas calles que conducen a un mundo de realismo mágico sin final que está dentro de mí, como una honda reflexión de la existencia humana, nunca abstracta, sino personificada que emociona a todos los aquí nacimos, crecimos y vivimos con una inmensa capacidad de aguante.