miércoles, 22 de enero de 2020

Helada mañana de enero conjugada con el canto del río Cesar ante los versos del poeta, donde entregar el corazón se volvió una costumbre

Helada mañana de enero conjugada con el canto del río Cesar ante los versos del poeta, donde entregar el corazón se volvió una costumbre

Por Delia Rosa Bolaño Ipuana

El cambio inicia desde cada persona, si un líder tiene sentido de pertenencia y ama lo que es y de donde es, el cambio no solo se lo escucharemos decir sino que cada uno de sus hechos.

Son las 5:40 am me abraza un helado viento en la tierra de poetas, hace de mi mañana muy agradable, camino en la calle del embudo, muy popular por su forma, se nota una belleza tranquila y silenciosa en la mañana, el nuevo alcalde ha mostrado que el cambio inicia hasta con la limpieza de sus calles, muy bien, Álvaro José  Díaz Guerra y su equipo que han iniciado demostrado que uno primero se baña, se cambia y luego sale a trabajar, esos pequeños detalles son significativos, no es que este exagerando pero este equipo nuevo me suena a esta misma sensación de un real cambio, es que ver a un alcalde y a su gestora limpiando y aseando desde su lugar de trabajo, lo cual podrían mandarlo hacer,  es muestra de humildad, sentido de pertenencia y motivan, además, dan real muestra de liderazgo ante su equipo de trabajo y de alguna forma los invita  a bajar el ego de pensar simplemente en sentarse en un escritorio mientras el mundo se cae, aquí va la cosa bien, un equipo de calidad, con solo ver a mi querida María Isabel Urbina en vez de tacones con tenis y gorra, a mi colega y amigo Rafael Humberto y así cada secretario me llena de alegría por esta bella tierra de poetas, el río Cesar canta en su helado recorrido cada año nuevo y más cuando sus hijos la honran en cada despertar.

Son las 6:40 am luego de este recorrer agradable toda esta calle del embudo, de observar desde el monumento que se instaló en honor  al acordeón donde sueñan las melodías de Juancho Rois ante la bella luna Sanjuanera, que nos hace bien acompañarnos cada noche pese al abrazo oscuro de las nubes negras, pero ella imponte también celebra este hermoso 2020 y no permite que opaquen su belleza y grandeza y sale a alegrar nuestro sueño, observar esta bella avenida principal, la casa de justicia, la alcaldía.

Observo y se escucha un silencio el los locales y negocios quienes cambian el panorama por las noches de esta popular avenida, convirtiéndose en el epicentro de diversión y encuentros nocturnos de amigos, enamorados y amantes, hasta las 2:00 am cuando nuevamente se vuelve silenciosa y se prepara a recibir aquellos que caminan antes de que el imponente sol aparezca.

Paso por las clínicas, Coomeva, Someda, la San Juan, edificio Medico, cuánto desarrollo, muchos negocios de comidas, hoteles, me doy cuenta de que San Juan es una tierra de emprendedores, profesionales y de gente que ama su tierra, que valora lo que es y que se mantiene en los altos estándares de progreso y cambio.

Ya son las 7:00 am en el puente casi para retrocedes mi andar me detengo a inhalar este frío viento que canta al chocar con las corrientes del río Cesar los versos de Marciano, Yeyo, Tijito, Luiso, De los Calderones, los Moya y así cada compositor de esta tierra donde la costumbre es entregar el corazón.

domingo, 12 de enero de 2020

Lectura, mi dulce alegría

Humberto Domingo Peribán da respuesta a la pregunta que cierto personaje* no supo responder... 

Por Pedro Linares Domínguez
Un muchacho conduce una cuatrimoto rodeado de una parvada de jovencitas. Atada a la parrilla posterior llevan una carretilla colmada de pencas de palma de coco y hacen uno y otro viaje para dejar toda esta basura en la playa a un costado de la panga, ese monstruo herrumbrado que arrastraron los lugareños hasta depositarlo a unos pasos de la playa, entre frágiles y polvorientos arbustos y médanos, y los restos de un uveral que se extendía desde la punta del faro hasta más allá de Playa Dorada. Las Palmas —a esta hora— es un pueblo tranquilo y fresco en las últimas brisas de la tarde. 

Humberto Domingo, recostado en la mecedora los mira pasar y retoma el hilo de la charla al mismo tiempo que deposita la taza de té en la mesita de madera que se interpone entre nosotros. 
—Fue leyendo a André Maurois como descubrí el gran mundo de la literatura. A través de sus páginas aprendí que la lectura requiere disciplina y buen gusto. No debes leer por leer. Debemos leer los mejores libros porque de todos modos no tendremos tiempo de leerlos todos. 
 —¿Qué obras leíste de este autor? —le pregunto. 
—Inicialmente «Las rosas de septiembre», «No cometerás adulterio» y «Lectura, mi dulce alegría». También leí una colección de cuentos, «La comida bajo los castaños» y una biografía de Iván Turgueniev, uno de los tres grandes de la literatura rusa. 
—Los otros son Leon Tolstoi y Dostoyevski** … 
—Así es.
  —¿De qué manera influyeron en ti estas lecturas? 
  —André Maurois me llamó al orden. Me orientó, por así decirlo. Antes de “Lectura, mi dulce alegría” mis lecturas eran muy desordenadas. Leía cualquier clase de libros. En aquel tiempo estaba muy en boga la ufología. Fui un asiduo lector de Erich Von Däniken, de J. Allen Hynek, y profundicé en ciertos tratados de piramidología y ciencias ocultas. Había una bruja que escribía libros, una tal Sibyl Leek y un señor de apellido Benavides que escribió un libro sobre las profecías de la gran pirámide. 
—No me digas que hasta leíste libros de brujería. 
—Sí y no creas que me da pena confesarlo. «El gran Grimorio», «Echiridione Leonis Papae» y otros tantos que no recuerdo. Me sumergí en el mundo de los grandes iniciados, las sociedades secretas y todo lo que tuviera que ver con fenómenos paranormales. Telepatía, telequinesis, PK, combustión espontánea, criptozoología, el famoso monstruo del lago Ness, Pie grande, Mothman, el hombre polilla o mosca ya no me acuerdo bien. Pero cuando irrumpe en mi universo mental el señor Maurois me doy cuenta de que hay otra clase de libros. Literatura seria por así decirlo. Y es cuando descubro a Honoré de Balzac, Victor Hugo, Emile Zola, Gustave Flaubert, Guy de Maupassant, George Sand, Baudelaire,  Cervantes, Benito Pérez Galdós, Goethe, Ibsen y toda la gran literatura rusa del siglo XIX. 

Vuelven los jovenzuelos con la carretilla vacía. Humberto Domingo apenas les presta atención. Toma un sorbo de té y prosigue: 
—Si me hicieran la famosa pregunta que le plantearon a cierto personaje de la política actual yo diría que uno de los tres libros que marcaron mi vida fue, sin duda, «Lectura mi dulce alegría». 
—¿Cuáles fueron los otros dos? 
—«Cien años de soledad» y «El ingenioso hidalgo, don Quijote de la Mancha». 
—¿De qué manera influye «Cien años de soledad» en ti? 
—Me abrió las puertas del boom latinoamericano. Yo no me quedé en Gabriel García Márquez con todo y que leí toda su obra. Busqué a los otros autores del boom: Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, aunque Rulfo es un poco anterior al boom, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos, Arturo Uslar Pietri, Juan Carlos Onetti y a un señor que aún no termino de entender pero que disfruto mucho leyéndolo: Jorge Luís Borges. Porque, sabes, soy curioso por naturaleza, normalmente cuando leo un libro, el que sea, trato de averiguar quién es el autor, donde nació, qué otro libro ha escrito y el resto. Con Gabriel García Márquez, además del boom latinoamericano, descubrí a William Faulkner… 
—Nada menos. 
—Y a Hemingway. 
—¡Uf! 
—En la obra de García Márquez hay ecos de estos dos grandes autores, de Kafka y Virginia Woolf. El coronel Aureliano Buendía tiene su gemelo Literario en el coronel John Sartoris de William Faulkner. Macondo y Yoknapatawpha corren paralelos en la creación de mundos imaginarios. Y esto no es fortuito, el mundo que describe Faulkner —el sur de los estados unidos— es muy semejante al pueblo de García Márquez invadido por los norteamericanos de la compañía bananera. Pero hay más. El juego con el tiempo. Faulkner rompe con el relato lineal y reelabora la técnica del monólogo interior planteada por James Joyce, la llamada corriente de conciencia, desarrollada magistralmente en su novela «Mientras agonizo» y García Márquez despliega todo su talento de novelista en una obra muy parecida, con un tema clásico, puesto al día: «La hojarasca». Es su primer libro, y en esta obra ya hay destellos de lo que vendrá después.

Me siento abrumado, son muchos datos. Los chicos de la carretilla y la cuatrimoto van rumbo a la playa con otro viaje de pencas de coco y basura y Humberto Domingo está desatado. Pronto caerá la noche. Indira nos ofrece más té y se sienta en silencio en la mecedora que está vacía. 
—Bueno, recapitulemos: «Lectura mi dulce gozo», «Cien años de soledad» … ¿Y el Quijote? 
—Cervantes enriqueció mi vocabulario. La primera lectura del Quijote, haz de cuenta que la hice en chino. No entendí nada. La segunda la hice con un diccionario léxico muy bueno. Esto me permitió en una tercera lectura reír como nunca y asistir asombrado a esa desmesurada obra que inaugura el género novelístico en España y nos permite vislumbrar los alcances de la literatura de altos vuelos. El Quijote es una obra monumental. En literatura debería ser una lectura obligada. 
—Me dices que leíste El Quijote con un diccionario, cómo haces para no olvidar los términos nuevos que vas descubriendo. 
—Sencillo. Descubro la palabra, trato de intuir su significado a través del contexto, voy al diccionario y escribo en una libreta la palabra y su significado, y escribo algunas oraciones utilizando ese término. No falla. Es en el ejercicio de la palabra como puedes hacerlas tuyas y de este modo se integran en tu vocabulario. 
—Sencillo pero laborioso. 
—No obstante, no deja de ser enriquecedor. Por ejemplo, ¿sabes qué quiere decir “espilorchería”? 
—No lo sé. 
—Te lo dejo de tarea. La encuentras en el capítulo XXIV de la segunda parte del libro que estamos comentando. ¡Notable espilorchería! como dice el italiano… 

*En plena Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (4 de diciembre de 2011), el presidenciable del PRI, Enrique Peña Nieto, no supo responder, sin titubear, cuáles son los tres libros que han marcado su vida personal y política. Confundió títulos y autores y se proclamó lector de la biblia.
**Increíble omisión, especialmente porque quien habla es Humberto Domingo Peribán, no menciona ni a Puskhin ni a Gógol.


Por el ojo de la cerradura

Señas del perseguidor

Por Tito Mejía Sarmiento

Confieso que nací en un pueblo ribereño (Santo Tomás), donde hubiera querido nacer cada vez que naciera. Donde fui concebido además, por una hermosa pareja que se pasaba muchas veces la vida hablando del amor y sus metáforas bajo la tela de la noche y sus luciérnagas diminutas. Una pareja de ojos toledanos que transitaba asida de las manos por los mismos caminos aunque le pareciera cerca lo que estaba tan lejos.

Confieso que mi piel se eriza hoy en llamarada, ajena a la raíz que la redime, al acercarme a la ventana de la memoria: los primeros aguaceros de octubre internados en el arenoso patio de la vieja casa de paja, entorno esencial de nuestros sueños, que espantaban a las palomas de plumaje gris y blanco que en el loco afán  por resguardarse en sus casitas de madera que papá les colocaba en la cúpula de los árboles, cruzaban los aires en medio del émbolo sonoro de su gutural monotonía. Aquella gotera en mi cuarto con su entrañable olor a humedad, que en ósmosis mutua de ruido y frialdad, al caer en el recipiente de turno, no nos dejaba dormir.

Es que nada se puede detener sin sentir felicidad: mis hermanos cabalgando sobre escobas haciendo de jinetes enmascarados, y yo persiguiéndolos por las encharcadas calles del pueblo con un revólver imaginario entre mis manos hasta darles captura al final del arco iris.

Confieso que cuando tenía diez años, casi todos los viernes bajo la luz de una luna amaestrada, jugaba con la vecinita de enfrente, que tanto me gustaba, a “los besos robados.” Abro paréntesis para decir, que esa vecinita de enfrente, es hoy la compañera inseparable de mis días con muchos episodios que contar cuando el amor se declara culpable.

Confieso que con la devoción del flagelante de un viernes santo y con el luto de marfil herido por la pérdida de algún amigo, que sin decir su nombre quedaba clavado para siempre en el alma de todos los lugareños, no faltaba ni faltaré a los funerales en mi terruño, porque se viven, se sienten al unísono aunque en el centro de los mismos, esté el errante de lo mundano,  ese que por burlarse o por escapar aún más del terco intento, inventa cosas, se ríe o mira con piedad su propio simulacro.

Y como el tiempo huye y te da señas para que registres la huella de su paso, no quiero cerrar esta evocación  no sin antes decir, que sigo buscando con ojos persistentes  la cara de la vida en todos los rincones de mi pueblo, aun cuando me cobije en la inmaculada lágrima que se forma en los bordes de la risa y de la locura.

miércoles, 8 de enero de 2020

Un año de cambio para La Guajira

2020 Un año de cambio para La Guajira, desde el norte al sur, cantan las del mar, y sonríen las montañas del nevado ante el río Cesar

Por Delia Rosa Bolaño Ipuana

2020, son las 5:00 a.m., una grito de júbilo suena en cada ola del mar Caribe, un canto de cambio se escucha entre las estribaciones de altas montañas de la Sierra Nevada se Santa Marta, desde mi balcón las brisas del noreste me permiten percibir en esta mañana de enero distintas sensaciones de esperanza, permita la existencia se cumpla y que el cambio que el pueblo eligió logre alcanzar las perspectivas de un nuevo amanecer, que ese brillante sol que  hace su puesta cada día desde el paisaje desértico de mi Guajira  y que se oculta visiblemente desde el faro del Cabo de la Vela, donde turistas y propios lo observan ilumine cada corazón y la mente para gobernar los recursos que existen para invertir en el bienestar del pueblo.

Un nuevo gobernador, joven en el que confió La Guajira, Nemesio Rois, muy popular del que La Guajira ha hablado antes de ser hoy elegido como Gobernador, el pueblo le ha entregado su voto de confianza, por lo que puedo leer mientras tomo mi café, es que va hacer historia y que la imagen negativa que se maneja en La Guajira en cuanto a corrupción va a mejorar, Nemesio Rois Gobernador, un nombre de imponencia, bueno, dentro de cuatro años podré leer nuevamente sobre la gestión que emprende desde ya, ah, que no se le olvide apoyar a los gestores, que su nuevo director de cultura se centre en toda La Guajira, que no todo se quede en Riohacha, bueno vale la pena como cultora y gestora pedir públicamente, esa es la idea de hacer cultura todos los días.

Son las 5:20 quiero otro café, no sé pero siento como una paz, esta brisa del noreste me llena de alegría, puedo escuchar un Jayechi, dibujo en mi mente la waireña, el sombrero wayúu y el bastón, esto se conjuga en un nuevo tiempo para la capital indígena de Colombia, empezó con pie firme, un joven wayuu de Uribía,  jamás en la historia de esta población se había tomado la decisión de que un wayúu preparado pudiese tener el bastón otorgado por la mayoría de su gente, se trata del joven Bonifacio Henríquez, mas conocido como Boni, el chinito, bueno, leo en él, unas ganas de trabajar por lo mejor para su pueblo, que reine los servicios básicos, que el emprendimiento, la cultura, la educación y el turismo permitan ser un atractivo para cada habitante, que el desempeño social sea el interés de todos los uribieros y que el cambio comience por cada uno, adelante, chinito, se confió en ti y ojala dentro de cuatro años pueda se asertiva.

Ya son las 6:40 me sigue trayendo consigo la brisa ese grito de esperanza que tuvo ese Maicao histórico, esa cuna de comercio que no sé en que momento se convirtió en otro lugar, fue abandonado y adoptado por el olvido y la ola de violencia, saturado pidió auxilio, se pudo escuchar su voz, hoy amanece lleno de esperanza con un personaje que había soñado trabajar por ella y poder rescatarla, Mohamed Dasuki , los maicaeros esperan que dentro de cuatro años poder tener el Maicao de ayer u otro mejor.

7:00 a.m. Ah llega a mí versos de río Cesar, puedo observar desde este balcón sonreír las montañas de la Sierra Nevada, creo que necesito otro café, la poesía del poeta se divisa en esta mañana de brisas, a la vez fría y silenciosa, me permite en la tranquilidad de mi casa poder percibir la esperanza de todo un departamento, escuchar en mi imaginación los versos de Leandro Díaz, quien veía lo que no podía ver el otro, un poeta de estos que pare La Guajira, la poesía de Luiso Egurrora, de Marciano, de "Tijito", de "Yeyo" Núñez, de Roberto Calderón en fin estar en la tierra donde entregar el corazón es una costumbre, donde también se divisan cambios significativos, aunque no se puede negar que San Juan en una comunidad de talento, de emprendimiento y alta calidad de profesionales, lo ratifica nuevamente San Juan con su alcalde Álvaro Díaz, también un joven profesional que ha demostrado su alto desempeño al servicio de su comunidad, esperamos que como buen sanjuanero siga reafirmando que su pueblo al que le entrega el corazón y confianza es el indicado, felicitaciones y que en el libro de la historia de su vida esta sea la experiencia de mayor significado, adelante, alcalde del cambio.

En mis cortas líneas solo me resta felicitar a todos los nuevos administradores municipales y legisladores que su intención sea el de servir durante sus cuatro años y que el amor, respeto y la esperanza de nuestra Guajira sean su mayor atractivo de subsanar.

Ah, ya es hora de desayunar, seguimos compartiendo, son las 8:20 de este maravilloso 2020.