jueves, 8 de marzo de 2018

Por el ojo de la cerradura

¡Maldito alzhéimer, aléjate ya de mi familia, por favor!

Por Tito Mejía Sarmiento

Desde hace más de tres décadas esta degenerativa enfermedad ha golpeado y llevado a la tumba a más de 15 miembros de mi familia tanto paternal como maternal y lo más sorprendente, es que todavía no quiere desprenderse de nuestro seno familiar. ¡Lo sigue succionando cuan láctico es! 

El más reciente caso es el de mi tío Néstor Mejía Pizarro, un hombre ilustrado en toda la extensión de la palabra: ingeniero forestal, abogado, políglota y  escritor, quien en una de esas noches de diciembre del año  2017, se acostó leyendo un libro, cuyo título sus hijos e hijas no quieren recordar y al día siguiente, se levantó bajo un carnaval de sonrisas que hasta ahora no ha podido domar ningún especialista en Neurología... Mi tío Néstor permanece obnubilado por el Alzhéimer, sonriéndole a su nueva forma de vida. Otro caso es el de mi hermana Bertha Mejía Sarmiento, quien desde hace año y medio se baña en el piélago de este, hasta ahora incurable padecimiento.

En estas noches de frío que rila el alma, te manifiesto, maldito alzhéimer, que conmigo sí te vas a joder porque mis neuronas están fortalecidas no por la raíz de mi madre, quien también atontaste y mataste sino por la de mi padre César Eurípides Mejía Pizarro, quien vivió 96 años con una lucidez superlativa envidiable. 

Sin embargo, escarbo el viento en el boscaje de las sábanas como una fracción del enigma en el pendulante cielo agazapado de mi memoria, y te digo con vehemencia que te alejes de mi familia.

Soy uno de los  sobrevivientes al que no va a hacer fácil tocar a su puerta, me cuido,  pero como es lógico sigo con mis miedos aglutinados en esta espaciosa  jungla de la memoria que devora. ¡Vete, maldito alzhéimer!, que aunque gima en el aire el profundo dolor de los misterios, un familiar arrodillado en casa, no dejará de hacer sus jaculatorias al cielo para que cese tu acoso de fuego, fuego que arde en medio de la lerda ansiedad encarcelada de  silencios, mientras la luna hace su paseo desprevenida sin verbalizar una frase.

¡Aléjate ya, te lo ruego mientras llenamos el vacío de las palabras olvidadas!

Vete ya, porque el tiempo al fin y al cabo no borrará las huellas de los nuestros, aunque surquen las horas y concibamos un dolor diferente al de los  griegos, quienes con su último muerto bañaban  en las profundidades del Lethe,  uno de los cinco ríos del mundo subterráneo,  para olvidar todos los recuerdos terrenales y, en donde las palabras se tejían sobre las propias cenizas, mientras los trastos de la aurora  se insinuaban  como una esfera extrañada de la realidad mitológica. 

¡Aléjate, aléjate ya, maldito alzhéimer de mi familia!

El alzheimer (al-SAI-mer) es una enfermedad cerebral que causa problemas con la memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera de comportarse. Esta enfermedad no es una forma normal del envejecimiento.

El Alzheimer es la forma más común de la demencia. Demencia es un término general para describir la pérdida de memoria y de otras habilidades intelectuales y es tan severa que interfiere con la vida cotidiana del individuo. El alzheimer representa del 60 al 80 por ciento de los casos de la demencia.