miércoles, 3 de enero de 2018

Por el ojo de la cerradura

¡Gustavo Petro, el triunfo de la esperanza!

Por Tito Mejía Sarmiento 

Con la llegada de este nuevo año 2018, manifiesto públicamente que  votaré en las elecciones presidenciales por Gustavo Francisco Petro Urrego, (Oriundo de Ciénaga de Oro, Córdoba, 19 de abril de 1960).

Pienso sin temor a equivocarme que, este destacado político y economista colombiano, egresado de la Universidad Externado de Colombia, es el mejor candidato para este momento coyuntural por el que está vadeando  el país ya que los otros son “cucarachas del mismo calabazo” como decimos popularmente en la Costa Caribe.

Los enemigos de la ultraderecha con su maquinaria política lo han querido derrumbar inventándole cuanta porquería se les ha ocurrido en sus cabezas mefistofélicas, pero no han salido victoriosos porque Petro siempre  ha demostrado  su inocencia, pulcritud  y seriedad por encima de cualquiera trapisonda…

Quiero decirles amables lectores, que nunca  he cruzado palabras por teléfono  con Petro, ni lo conozco personalmente, pero  he seguido de cerca  su  trayectoria política desde hace más de dos décadas. Su calidad humana no tiene discusión y su inteligencia es reconocida no sólo en Colombia sino en el exterior por propios y extraños.

Tengo conocimiento que desde temprana edad vivió en  Zipaquirá, donde ocupó diversos cargos públicos.  En su juventud fue parte de la guerrilla del M-19.  Además, entre 1990 y 1991, fue asesor de la Gobernación de Cundinamarca. Junto a otros desmovilizados del proceso de paz, Petro fue cofundador del partido político Alianza Democrática M-19,  movimiento que participó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y, en consecuencia, influyó en la redacción de la Carta Magna. Con el apoyo del M19, llegó también a la Cámara de Representantes en 1991, por Cundinamarca. En 1994, aspiró a ser reelegido en la Cámara pero no alcanza suficientes votos. 

Posteriormente, Petro fue amenazado de muerte y decidió abandonar el país; es nombrado agregado diplomático  en Bruselas por el gobierno de Ernesto Samper, viajó a Bélgica junto a su familia; del mismo modo, otros ex-combatientes del M-19 fueron nombrados en embajadas europeas; Petro renunció a este cargo en 1996. 
Petro fue   elegido en las elecciones legislativas en el país, entre ellas la de Senador de la República por el Polo Democrático Alternativo, cargo al que accedió en las elecciones del 2006, con la segunda mayor votación del país. En el año 2009, tuvo que renunciar  de su cargo para aspirar a la Presidencia de Colombia, en las elecciones del 2010, en representación de la misma colectividad. 
Tras inconvenientes y diferencias ideológicas con los líderes del Polo Democrático Alternativo, abdicó a la colectividad y fundó entonces el movimiento Progresistas, para competir  por la alcaldía de Bogotá. El 30 de octubre de 2011, fue elegido Alcalde Mayor de Bogotá en las elecciones locales de la ciudad,  cargo que asumió el 1 de enero de 2012.

Les recuerdo que gracias a Petro, muchos políticos corruptos, paramilitares, llámense senadores, representantes a la cámara, gobernadores, diputados, alcaldes, concejales están en la cárcel ya que  tuvo el valor civil de cantarle la verdad con pruebas fehacientes  en sus propias caras sin en el más mínimo asombro de miedo. Petro denunció la presunta infiltración paramilitar en la Fiscalía General de la Nación durante la gestión de Luis Camilo  Osorio. 
Invito, pues, a mis queridos lectores que voten por Petro y no  por aquellos que  con un cinismo ciclópeo (porque después de pertenecer a los partidos políticos que han mancillado durante largos años a los habitantes de la nación, verbo y gracia, liberalismo, conservatismo, Centro Democrático, Cambio Radical, Partido de La U., recolectaron “las firmas necesarias para respaldar sus aspiraciones presidenciales”. Es decir, otra trampa mortal para nosotros. Bien lo dijo el columnista Felipe Morales Mogollón que “la proliferación de esas candidaturas deja en evidencia que no necesariamente se trata de una alternativa democrática, sino, por el contrario, una forma de pasarse por la faja la normatividad, la ley…”

La gran mayoría de los colombianos conoce hasta la saciedad que los partidos tradicionales están sobreviviendo desde varios años gracias a la burocracia, corrupción, al manejo de las famosas mermeladas, pero ya dejan mucho que desear como partidos desde el aspecto ideológico y organizativo. Entonces, llegó el momento de votar masivamente  por Gustavo Petro Urrego, el triunfo de la esperanza.

Tito Mejía Sarmiento - Filólogo, poeta y locutor

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