miércoles, 21 de septiembre de 2016

¡Perro bravo!

Perro bravo

Por Luis Payares Mercado

La zozobra ha llegado, la decisión viene acercándose como avalancha, se debe decir SI o NO. Se oye radio, se lee prensa, se ve televisión y se navega por internet, en fin, hay que decidir pronto. “¿Qué hago?”, diría cualquier colombiano,  “porque el SI, tiene razones valiosas, pero el NO, también las tiene. ¿Qué dirá la Biblia al respecto? Habla Mateo 5:37: “Sí, sí; No, no”, Santiago 5:12 dice: “que vuestro sí sea sí y que vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación”. ¡Condenación! Esto es lo que menos se quiere, en ella se ha venido desde hace más de cincuenta años. Pablo en 2Corintios 1: 17 —18 aclara: “…lo que pienso hacer, ¿lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No? Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a nosotros no es Si y No”. Claro ¡Fiel es Dios! No el hombre, entonces este Sí y No, no proviene de Dios, sino de hombre, de carne, de intereses terrenos, de infieles...

 La incertidumbre persiste ¡Ah ya! El abuelo sabe cosas de hombres, con su sabiduría, podría dar un buen consejo razonable:

“La guerrilla es un perro bravo”, dijo, “siempre ha vivido suelto en el patio de la Finca Grande, desde hace mucho tiempo lo he visto creciendo a sus anchas, con sus bravuras. Algunos capataces que han venido en pro de administrar la Finca, lo han soportado, convivido, sin regañarlo siquiera; otros, en pocas ocasiones, con intentos fallidos, lo han querido amarrar.

Ese perro es muy huraño y peligroso. Infinito es el número de sus mordidos y devorados. Cuando lo enfrentan, más furioso se vuelve. Ahora escucho por allí, que el nuevo capataz Jota Manuel Olla Grande, quiere atar ese perro bravo y me parece bueno, porque estando amarrado, podríamos andar por la Finca Grande con tranquilidad; lo malo es que ese perro se llegase a soltar, porque los mordidos y devorados, nos llegarán al cuello.

Mijo, si este nuevo capataz, trae una buena cuerda para atarlo y que no se libere con facilidad, entonces creo que Sí. Definitivamente sería Sí lo mejor, porque dejarlo suelto, ese maldito perro seguirá sin dejarnos recoger las naranjas, las guayabas y los limones de la colina; los melones, pepinos y patillas de las llanuras; los bocachicos y mojarras de los ríos... 

Ese perro está por todas partes y cuando con él nos topamos, muestra sus filosos colmillos y ¿quién lo enfrenta? Dígame usted, mijo. Siempre lo han venido haciendo los hijos, los nietos y los sobrinos de los obreros, ordenados por el capataz, y deben hacerlo. Los demás, ya no sembramos yuca, ni papa, ni piña, ni ñame… sino muertos que nunca germinarán.  Ojalá aten bien ese perro, mijo”.   

1 comentario:

Sus comentarios y opiniones son muy importantes para nosotros.