domingo, 21 de agosto de 2016

Bitácora

 El pensamiento simple

Por Pedro Conrado Cúdriz

“El pensamiento simple es distribuido gratis en escuelas y universidades y no fue concebido para comprender lo complejo de la relación con el otro.”

El machismo, la misoginia y la homofobia no son nuevos, nos vienen sucediendo desde que entramos al reino patriarcal, a ese mundo objetual, y de objetos sexuales, excluyente, discriminatorio, utilitario, guerrero y recargado de maniqueísmo.

Parody despertó el monstruo dormido, digo medio dormido, el de las respuestas simples y emocionales. No es un fenómeno pasajero como cualquier acto del universo fetichista de la moda. No, es algo más profundo y relacionado con el miedo, en este caso con el terror a la diferencia. Podríamos titular el movimiento protestatario de la semana pasada así: “La marcha contra la tolerancia”.

El movimiento de masas es inconsciente y emotivo, guiado siempre por manos invisibles y poderosas que aprovechan la inocente ignorancia de la gente para colocarla al servicio de  proyectos de vida no santos; en este caso del interés de las iglesias redentoras de lo invisible y la homofobia. Nadie duda y todos como corderos se dirigen al matadero.

El pensamiento simple es un arquetipo de la sinrazón, de lo ilógico, pero también de la falta de conocimientos profundo de la realidad, de lo humano, por eso el hombre común es manipulable; su orilla es la emoción y no el saber sabio. Los que más lo aprovechan son los políticos y las religiones. Dudar cuesta y nadie quiere dudar, porque pensar requiere guías.

Las creencias nos enfocan en callejones sin salidas, de tal manera que el mundo es la caricatura del creyente y no hay más, solo la imagen personal que se tiene del mundo. Porque simplemente soy el mundo, un maléfico y frustrado andamiaje de cuerpos incoherentes (el mundo y yo), que en épocas de crisis se hace pedazos, porque descubro que yo no soy el mundo. Es entonces cuando se visiona que la estupidez también es una ideología, aprendida y reaprendida entre hermanos, entre colegas, compañeros y compadres.

Los que han ido a la escuela lo saben muy bien: Ningún homosexual se ha convertido a la heterosexualidad por andar con heterosexuales.

El pensamiento simple es distribuido gratis en escuelas y universidades y no fue concebido para comprender lo complejo de la relación con el otro. No me resisto a compartir con ustedes esta sinopsis: En la Novela La presa, de Kenzaburo Oe, un soldado negro sobrevive a la segunda guerra mundial a pesar del accidente del avión de guerra, pero cae en un distrito remoto de Japón y es descubierto por gente de la aldea. Nadie ha visto nunca a un negro. Lo encadenan a una trampa para jabalíes y lo encierran en un sótano; encargan a unos chicos para que le lleven comida y desocupen el balde en el que hace sus necesidades. Totalmente deshumanizado, “El soldado negro comienza a existir con el único propósito de llenar la vida diaria de los chicos.”

Los niños sienten fascinación y terror hacia él, hasta que un día lo encuentran tratando de manipular la trampa con una destreza manual que les resultada conocida. “Es como una persona”, dice un niño. Le  llevan escondidas una caja de herramientas. El soldado logra liberar sus piernas. “Nos sentamos junto a él y él nos miró, luego enseñó sus inmensos dientes amarillos y aflojó las mejillas, y quedamos atónitos al descubrir que también podía sonreír. En ese momento entendimos que estábamos unidos a él por un vínculo repentino, profundo y pasional, que era casi humano.” (1)

(1)     Adaptado del artículo “Testamento de la palabra” de Nadine Gordimer, premio nobel de literatura 1991. Revista el malpensante, Número 85.

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