domingo, 5 de julio de 2015

Desde las troneras del San Felipe

El descarado robo de las privatizaciones

Por Juan Carlos Céspedes Acosta

Las ferias de privatizaciones que inunda a nuestros países latinoamericanos se ha convertido en una verdadera plaga. Se esgrime como argumento para ello, la ineficacia y la inviabilidad de las empresas e instituciones del Estado, sin centrar nunca la atención en las verdaderas causas que dieron origen a esta situación. 

Es el viejo y manoseado cuento del cornudo vendiendo la cama donde encuentra a su infiel esposa, achacando su “mal”  al mueble y no a su relación. Todos sabemos la fuente primera de esto, pero los gobernantes de turno, obedeciendo directrices de “profundos estudios de especialistas”, pagados por los prestamistas y acreedores de la banca mundial, verdaderos agiotistas de la humanidad, solo ven como solución la entrega de las propiedades del Estado a particulares, para que estos se lucren con lo oficial. Digo esto, sin pensar en los gobernantes criminales, que merced a astutas jugadas jurídicas, se embolsillan grandes fortunas apropiándose de lo público, a través de testaferros y ante la complacencia de las entidades de vigilancia (desarmadas de antemano con nombramientos amañados) y a la pasividad de unos pueblos absolutamente vencidos y anestesiados por las diarias "verdades mediáticas".

 No se piensa en la corrupción de los políticos y en los sistemas electorales manipulados por el poder del capital, y de los dineros de procedencia non sancta, de la enfermedad terminal de los principios morales y éticos de nuestras sociedades, donde imperan antivalores como “marica el último”, “si no aprovechó, se jodió”, y otros de la misma jaez. 

Se habla de lo mejor para el pueblo sin detenerse un poco en los simples análisis y coyunturas, pues estas mismas instituciones, verdaderos logros de la democracia, terminan en las puercas manos de los delincuentes de cuello blanco, los mismos que han hecho colapsar nuestras economías y entidades en salud, educación, vivienda, seguridad social y demás. Primero las hacen inoperantes y después se las venden ellos mismos a precio de huevo quebrado. Qué destino tan lamentable el de nuestras naciones que sin llegar a conquistar la verdadera libertad de sus derechos, empiezan a perder lo poco que han conseguido. 

La razón fundamental de un Estado es garantizar a sus coasociados el acceso a educación, vivienda, salud, empleo, seguridad, etc., y si no puede responder a estos requerimientos mínimos, entonces no es viable. La fiebre no está en la manta, ni la infidelidad en la cama. Latinoamérica, te pellizcas o regresas a las cadenas.

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