Por Alejandro Salgado Baldovino
En los últimos días nuevamente se volvió a remover el tema del maltrato animal, cuando observábamos esas crudas escenas en donde dos hombres maltrataban a un indefenso caballo que no podía continuar con la carga que le había sido impuesta.
Si revisamos las noticias en los periódicos locales, podemos observar que a diario se ven este tipo de atropellos contra los animales. En los últimos meses desde septiembre, muchos casos han salido a la luz.
Es alarmante la noticia que salió publicada el pasado 23 de Octubre, en donde salió a la luz que varios jóvenes utilizaban a algunos animales para “practicar” puñaladas y perder la sensibilidad en el acto de causar daño. En donde además de puñaladas, propinaban golpes, quemaduras y machetazos, entre otras torturas equivalentes al de cualquier campo de tortura.
Si estos son los jóvenes, que han sido identificados en barrios como Torices, Nariño, Daniel Lemaitre y otros cercanos al cerro de la Popa, que se están preparando para ser los delincuentes del mañana, no sé qué se puede esperar en ese futuro cercano.
Históricamente los animales han estado al servicio del ser humano, y para mantener el equilibrio entre ambas especies, aunque actualmente sea más para mantener la sobrepoblación del planeta tierra, muchos animales son sacrificados. Lo conocemos como el ciclo de la vida, la cadena alimenticia, etc. Pero, ¿de dónde viene esa crueldad? ¿Dónde están las autoridades? Y sobre todo ¿dónde están los padres?
Hace poco estuve leyendo un libro de la India titulado “El cazador y el sabio” de Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada. En uno de los diálogos, el cazador que se encuentra masacrando a todos los animales por su camino, se encuentra al gran sabio Narada. Cuando llega el gran sabio todos los animales huyen del lugar, el cazador reclama a Narada de por qué se le ha aparecido y espantado a los animales que cazaba. Él le responde: “Abandoné el camino y he venido a ti, para resolver una duda que hay en mi mente”. Y prosigue: “Me estaba preguntando si todos los jabalíes y demás animales que están a medio matar te pertenecen”. El cazador responde afirmativamente. El sabio entonces le dice: “¿Por qué no mataste a los animales por completo? ¿Por qué los mataste a medias, traspasando con flechas sus cuerpos?”.
El cazador responde: “Mi querida persona santa, me llamo Mrgari, el enemigo de los animales. Mi padre me enseñó a matarlos de esa manera. Cuando yo veo sufrir a animales a medio matar, siento un gran placer”.
A pesar de que cada vez el tiempo transcurra más rápido, que vayamos “evolucionando” en muchos sentidos, aún prevalecen arraigadas ideas tradicionales y arcaicas, que por más que se enfrenten, nunca se llegan a erradicar por completo. Es una marca en nuestro subconsciente que se hace presente en los momentos en los que menos nos imaginamos. En esos momentos, en donde nuestra llamada “verdadera naturaleza” sale a flote.
Pero es importante que haya una orientación, una guía, que muestre a cada una de las personas, en este caso de los jóvenes, las capacidades que tienen para explorar, explotar y desarrollar para su propio crecimiento personal. Porque si no se presta atención a estos “pequeños” problemas, lo más probable es que el día de mañana no sean los animales las víctimas, sino otras bestias aparentemente más desarrolladas.
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