miércoles, 17 de junio de 2020

Bitácora

Carta a los niños del futuro

Por Pedro Conrado Cúdriz 

“Los sueños se marchaban de viaje. Helena iba hasta la estación del ferrocarril. Desde el andén, les decía adiós con un pañuelo.” Eduardo Galeano, El adiós de los sueños. El libro de los abrazos.

No sé cómo decirlo, pero quizás cuando vengan al mundo con su carga de adversidades y animales salvajes de todos los tipos, éste será tan pobre y desigual que alguien podrá observar o pensar que todo fue calculado como ocurre en las matemáticas. Habrá Estado, pero no habrá País. Una turba de hombres venidos del inconcluso y oscuro presente - que arrasó con lo que la tradición llamó institucionalidad, que no es otra cosa que la decencia de un mundo apreciado -, harán añicos los sueños de todas las generaciones contemporáneas que ya nacieron o están por nacer. En ese mundo del pasado figuraban mal que bien la delicadeza, la honorabilidad y la vergüenza.

Apellidos históricos como los Vargas Lleras, Los Ospina, los Santos, los Pastranas, los Gavirias, los Uribe… bestializaron lo poco que quedaba del país, y han sido tan traumáticos y dramáticos y arrolladores todos estos gobiernos, que ustedes, niños del mañana, no podrán sobreponerse a la muerte del hombre, de Dios y la esperanza.

Van a crecer en medio de las ruinas físicas y espirituales de las ciudades a pesar de la opulencia, porque cada hombre será un espejo dramático de sí mismo y campeará el cinismo, el individualismo, la pasión egoísta, el narcisismo y la Sociopatía. Nadie será espejo de otro y de aquel mundo ruin saldrán los hombres a devorarse como supremos enemigos. Sobrevendrá el caos como la marca de los tiempos. Y solo sobrevivirán los más adaptados. Es decir, los más malos.

Entonces verán crecer en la multiplicación de los panes, la envidia, la pasividad, la estupidez y el crimen organizado. Nadie podrá entonces controvertir al gobernante de turno. Y los medios de prensa y el gobierno estarán definitivamente al servicio del capital y los capitalistas. Los políticos ya no serán políticos sino burócratas alquilados al capital. Los criminales reemplazarán a los tecnócratas y conjuntamente con los banqueros organizarán un régimen plutocrático y cleptócrata. Este será el presente que les espera a los niños en el porvenir. Si no hacemos nada hoy y aprovechamos el movimiento de rebeldía contra el racismo mundial en época de Covid-19, no habrá otra oportunidad sobre la tierra para amansar esta soledad que nos gobierna.

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