martes, 5 de abril de 2016

Bitácora

El niño

Por Pedro Conrado Cúdriz

“Para entreabrir el niño / hay que cerrar al hombre.”  
 Jorge Boccanera, Tambor de Jadeo

Un niño es alguien confiado, alguien que inocentemente viaja por el mundo con sus alas de sueños, que así como va a la nevera, igual corre a la cama, se cae y levanta el vuelo con ojos santos y sin las atribulaciones de la vergüenza de los grandes. Es alguien que confía en los otros y lo hace con tanta fe que casi nunca ve el peligro de las cruces en las escaleras, y cree en Dios, con tanta devoción, que le duele la equivocación del regalo del 24 de diciembre.

Ese alguien es un niño, reconocido sujeto de derechos y sujeto capaz de realizarse a sí mismo si el adulto es solidario con su desarrollo social y humano (según la Unicef la niñez es la época en la que los niños tienen que estar en la escuela y en los lugares de recreo, crecer fuertes y seguros de sí mismos, recibir el amor y el estímulo de la familia y la comunidad de adultos.)

Para ello se requiere una sociedad que se ame a sí misma, que no esté enferma y que ame a los seres humanos, especialmente a los niños. El amor es el verbo fundamental, sin él es imposible la tarea de la educación y la tarea del Estado por salvar a los niños del desastre de las enfermedades y el hambre y la voracidad de los adultos. Y sin embargo, nada de esto ocurre en el país. El ejemplo más dramático de esta especie de odio humano por la infancia es el caso de La Guajira, pero también el del Chocó, el del Cauca, el de Aguachica o los de la misma Bogotá, la capital.

Si hay algo que pueda ayudarnos a comprender el amor por la infancia es la dedicatoria que Antoine de Saint –Exupéry hace en el Principito: “A León Werth: Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Pero tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de comprenderlo todo, incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa todavía: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene, por consiguiente, una gran necesidad de ser consolado. Si no fueran suficientes todas estas razones, quiero entonces dedicar este libro al niño que fue hace tiempo esta persona mayor. Todas las personas mayores antes han sido niños. (Pero pocas de ellas lo recuerdan). Corrijo, por consiguiente, mi dedicatoria: A LEÓN WERTH cuando era niño.”

¿Desde cuándo la niñez en Colombia es invisible? ¿Desde cuándo se están muriendo los niños por desnutrición en Colombia? Quizás desde antes y después de 1810, pero de un tiempo para acá, desde el 2008, han muerto masacrados por el hambre más de 4770 niños. Una cifra de espanto y también de la conquista del odio. No es la guerra y la paz el problema colombiano, el problema es otro, el Estado plutocrático al que hay que llevar también a La Habana. 

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