lunes, 13 de octubre de 2014

El origen del chat

El origen del chat 

Por: Luis Payares Mercado

Ahora con la nueva forma de comunicación escrita a través de las redes sociales, que como caballito viene cabalgando día a día, entrándose en la comunicación de nuestra lengua castellana y, dejando un entender; como,  si  cuando se usan  estos canales o medios de comunicación no tuvieran nada que ver con nuestra Lengua.

Los usuarios de estas redes, por la rapidez a que no se pierda la idea a expresar, no evocan ninguna regla ortográfica ni de puntuación y,  a sabiendas que el ordenador le muestra una línea roja en subrayado indicándole que la expresión o término está envestido de error; así se envía y el que lo recibe lo entiende aunque sepa que se omitieron reglas de nuestra Lengua.

Tratar de enseñar o recordar reglas idiomáticas  a los cibernautas es recibir reproches e insultos, argumentando que  se les está invadiendo su libertad de expresión, manifestando que lo importante, es que se entienda lo que se quiso decir. El receptor cuando no logra este acometido responde con un (ja, ja, ja…) y el emisor cree que fue entendido.

En el aula de clases; desde  antaño, antes que las redes informáticas aparecieran, ya los alumnos venían  practicando el chat escribiendo en papelillos, pasándolo entre ellos  y escribiendo sus aportes a la idea en exposición.  En ciertas ocasiones cuando  son sorprendidos por el educador; algunos les interrumpe y destruyen tal acción comunicativa; otros, los utilizan para corregir la ortografía y puntuación, haciendo del canal o papelillo una vergüenza comunicativa; diciendo que escribieron por decir algo: “amor con h, boca con v, vida con b, entre otros”.

Con el tiempo se vio que las empresas de las comunicaciones en el mundo y, aquí en Colombia (Telecom) habilitó cabinas para que la gente se comunicara de manera personal y que otros no escuchara sus mensajes; y hoy,  lo vemos en los cafés internet, cómo las personas; tal en el salón de clase desde su puesto o cabina se comunica de manera escondida como actividad intima.  Esto también lo trajo el celular, las tables,.. pero sin el derecho de usarlos en el salón de clase;  para premiar el chat que se inició en las aulas con estudiantes que desde entonces son  llamados, por algunos educadores como hiperactivos o promotores de indisciplinas en los salones.  

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