jueves, 10 de octubre de 2013

Bitácora

Pinceladas

Por: Pedro Conrado Cúdriz

Fui a un viaje largo a la ciudad, todo el día, y sin saber qué cogía, tomé dos libros de poesía para leerlos entre los descansos y la siesta después del almuerzo: “Exiliado”, antología del poeta bolivarense,  Luís Haroldo Turizo Jiménez, revista de poesía No 20, y “¿Dónde quedó lo que yo anduve?”, del poeta mexicano, Marco Antonio Campos.

Lo que me extrañó después fue la selección de los mismos libros al azar, pero ambos con sus dedicatorias, estampadas por dos amigos, el poeta Tito Mejía Sarmiento y Ninfa Laufaurie, una mujer que anda buscando un lugar en el mundo de los lectores.

“Exiliado” es un texto poético limpio, sin la contención de un lenguaje rebuscado, barroco o lírico. El tema es el amor y la mujer como una aventura vivida más allá de los recuerdos:
Hagamos un juego: Levanta la pierna izquierda/ a la altura de un metro y medio/ levanta tu falta de cuadros/ lentamente/ Ponte cómoda/ / Inclina la cabeza hacia atrás/ derrama tus cabellos en el piso/ suave/ Déjate observar así/ medio escultórica/ Me diviertes…/ El equilibrio es perfecto/ aún no percibo tus suspiros./ Ahora bien/ cierra los ojos -no se vale que mires-/ Imagina tu cuerpo como un río/ Desesperado levanto los brazos/ enjuago las tristezas/ bebo todo tu líquido/ naufrago/ Ya no estamos jugando.

La poesía en sí misma es una aventura del que sueña con los versos, con lo que pintan los dedos de las manos, o tal vez una experiencia singular para diferenciarse de los demás, como diría Fernando Savater cuando habla o escribe sobre el misterio de las artes. Un poema es una gota del alma, pero el libro de poesía es ya un universo. Y “Exiliado” es el mundo interior del poeta Turizo, su afán por perdurar más allá de la sombra del sol:
Quiero a veces: Quiero a veces/quitarle a las tardes/ ese pedacito de sol que le queda/ quiero quitarle a la lluvia/ sus últimas gotas/ a la poesía sus últimos versos/ quiero siempre/ no tenerte distante como siempre/ sino allí/ donde esta soledad que vivo/ te reemplaza.

Marco Antonio Campos es de poesía espesa pero universal, en el sentido que su experiencia de vida atravesó el mar y el cielo de los continentes: poesía viajera.  “La muchacha y el Danubio”, “Cefalonia”, “Julio 11, 1989” o “Veranos griegos.” Sin embargo, tiene la preocupación por la escritura poética:
Se escribe: Se escribe contra toda inocencia/ del clavel o el lirio, contra el aire/ inane del jardín, contra palabras/ que hacen juegos vacíos, contra una estética/ de vals vienés o parnasianas nubes./ Se escribe abriéndose las venas/ hasta que el grito calla, con llanto ácido/ que nace de pronto pues imposible/ nos era contenerlo, con la luz dura/ como rabia azul, quemado el rostro,/ destrozada el alma, desde una rama/ frágil al borde del precipicio,/ Se escribe.

En el poema, titulado: “Parc-Lafontaine”, está el alma de todos los pueblos del mundo, ese sin fin de nostalgias y realidades locales que nos abruman los recuerdos cuando los evocamos en el poema: Oh infancia, donde las casas/ daban a todas las casas/ En San Pedro de los Pinos nos conocíamos todos/ Hicimos un mundo de dos parques y veinte calles/ Hicimos de la calle un mundo aparte/ La casa era demasiado pequeña/ para tenernos adentro/ y la ciudad demasiado grande/ para que huyéramos de ella…   

Definitivamente la poesía nos eleva el espíritu y nos rescata de la cotidianidad, de esa repetición de actos insulsos que nos pudren en medio de la lentitud del tiempo o de las horas perennes del aburrimiento. Para decirlo con los versos de Marco Antonio: “… la poesía me dio otras cosas: una manera de mirar la mirada de los pájaros migratorios,/ de armar desde el sueño imágenes de la pintura y del cine,/ de apreciar más a fondo la ligereza y la dulzura corporal/ en las mujeres,/ de admirar en las tardes y las noches las hileras de los/ mástiles/ en los puertos, la higuera y el olvido/ en medio del huerto en la noche azul de Jesucristo azul…”.

1 comentario:

  1. Pedro, la revista se llama Exilio. Yo soy el que la edito cuando puedo conseguir el dinero. Este número 20 que has leído, es el nuevo formato. Espero poder publicar la número 21 este mes de diciembre, dedicada en su totalidad a otro poeta. Mucho me alegra verla registrada por tu medio. Con mi saludo en la poesía, Hernán Vargascarreño

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