A mis alumnos que sobreviven en la poesía
Una pregunta que con frecuencia nos hacemos los educadores es cómo acercar a los estudiantes a la poesía, sobre todo, al corazón de la misma sin que se desanimen. Lo primero que hay que hacer es abordar los mitos en torno a la propia poesía, como creer, por ejemplo, que Ella es un asunto exclusivo de personas románticas, de intelectuales… Aunque no lo parezca, la poesía está al alcance de todos(as). Desde los primeros años es posible acercarse a ella a través de la tradición oral. Y lo básico precisamente para arrancar en el disfrute de la poesía, es a través del conocimiento de rondas, trabalenguas, adivinanzas, retahílas… De allí se transporta al estudiante a la poesía de autores que se asemejen mucho a la de tradición oral. Es decir, ir de los poemas más claros a aquellos oscuros. En todo caso, lo esencial es el goce del texto poético.
En este libro, intento con base en las experiencias vividas, acercarme a una serie de estrategias prácticas
que nos servirán para trabajar el poema en el salón, o mejor “La poesía en el corazón de la clase” de una manera más activa y creativa. Lo que quiere decir, que los textos poéticos nos ofrecerán procedimientos que nos permitan de paso, comprender mejor y disfrutar del aprendizaje gramatical que en este sentido, será de vital importancia en la selección de las diferentes estrategias que hoy plasmo en este texto que usted tiene en sus manos y que en honor a la verdad, surgió de la necesidad de “encontrar seres más sensibles a la poesía para el bien de la sociedad no sólo colombiana sino de otros contornos”, o como dijera en una ocasión la poetisa colombiana Nohora Carbonell : “La poesía es tan noble, tan buena que despierta en la juventud el disfrute de la palabra, incita su poder creativo y desarrolla su imaginación.”
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